Adam Black by Alissa Brontë

Adam Black by Alissa Brontë

autor:Alissa Brontë [Brontë, Alissa]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Erótico
editor: ePubLibre
publicado: 2022-07-29T00:00:00+00:00


Capítulo 8

Tardo unos minutos en recuperar el aliento y durante todo ese tiempo no puedo quitarle la vista de encima. Está preciosa. No hay nada que haga tan atractiva a una mujer como una buena sesión de sexo. Aunque, a decir verdad, en esta ocasión no me he esforzado nada. Tan solo me he dejado llevar.

—Lucía —susurro sin dejar de mirarla, todavía dentro de ella—, ha sido…

—Ha sido espectacular y ha sido la primera y la última vez… —afirma rotunda, sin resuello.

Eso ha sido un golpe bajo.

—No estoy satisfecho con solo una vez —la informo, serio.

Le sigo acariciando las piernas, que todavía le tiemblan. Su respiración se ha ido acompasando y ha cerrado los ojos ante la caricia.

—No puedes decirme que no sucederá más y luego actuar así —le espeto.

—¿Cómo actúo? —pregunta con voz suave.

—Como si hubiese sido tu mejor vez. Así actúas. Me pides más con cada mirada, con cada gemido, cada vez que cierras los ojos presa del placer que te provocan mis caricias.

—Lo ha sido, por eso tenemos que dejarlo ya.

—¿Estás segura?

Sus ojos se cierran de nuevo, no lo está. No hace falta que lo exprese con palabras, los ojos son los que dicen la verdad, porque están más cerca del cerebro y no les da tiempo a enmascarar los sentimientos.

—No, no lo estoy. Supongo que al final tenías razón.

—¿En qué?

—En que iba a suplicarte que me follaras.

—No lo has hecho.

—No, hoy no, pero estoy segura de que lo haré más adelante, cuando te hayas cansado de mí y yo no esté satisfecha.

No sé qué decir, me ha dejado sin palabras, porque es una posibilidad bastante realista. Se mueve y mi miembro flácido sale de su interior. Me quito el condón, le hago un nudo y lo dejo en el plato de la ensalada.

Lucía me mira con muchas preguntas que no se atreve a hacer, tal vez sabe que no voy a darle las respuestas que querría. Se arregla lo que le queda de ropa, pero todo está inservible.

Me avergüenzo un segundo, solo uno, porque verla de pie frente a mí con las mejillas sonrosadas y la ropa destrozada… me vuelve a abrir el apetito.

—Lo siento, no he caído en la cuenta de que tendríamos que volver.

—No importa, no es un vestido excesivamente caro ni de ninguna marca lujosa. Además, me pondré el abrigo encima y nadie sabrá que voy así… —se interrumpe para bajar la cabeza y mirar su cuerpo casi desnudo— por debajo.

—¿A tu marido no le importará? —pregunto.

No sé por qué lo he hecho, no debería haber sacado el tema justo ahora, pero algo en mi pecho se remueve inquieto. Una molestia que no identifico. ¿Qué coño me pasa? Está casada, se va a su casa con su marido. Además, apenas nos conocemos y ya me la he tirado. ¿Entonces? ¿Por qué esta desazón?

—Llegaré antes que él, dos noches por semana juega al póquer con sus amigos de universidad. Son mis noches libres. Puedo hacer lo que me apetezca y no tengo que dar explicaciones.



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.